El invierno había sido exigente para nuestra familia. Acabábamos de mudarnos a la casa de nuestros sueños en las afueras, y aunque era lo que siempre habíamos deseado, también había resultado agotador. Para celebrar el nuevo comienzo, quise hacer un viaje en familia. Elegir destino no fue tarea fácil, sobre todo con dos hijos adolescentes más interesados en sus teléfonos móviles que en cualquier otra cosa. Cuando le comenté a mi entrenador personal la idea que rondaba mi cabeza, enseguida me sugirió Budapest: me habló de su belleza, su modernidad, y la ausencia del turismo de masas.
Durante la cena, le propuse la idea a mi mujer, Fiona, y a nuestros hijos, Soren y Lars. Fiona aceptó de inmediato, mientras que Soren y Lars apenas levantaron la vista de sus pantallas. Decidido a que el viaje fuera perfecto, le pedí a mi asistente que nos contratara un chofer para nuestra estancia en la ciudad.

Al aterrizar en Budapest, Balazs ya nos esperaba con un cartel de bienvenida. Conducía una furgoneta Mercedes Clase V de aspecto inmaculado. Cargamos el equipaje, y nos pusimos en camino hacia el Hotel Prestige. Durante los cinco días siguientes, Balazs se convirtió en algo más que nuestro chofer privado. Fue también nuestro guía y compañero. Su conocimiento de la ciudad era absoluto, y nos llevó a vivir experiencias inolvidables, como contemplar la puesta de sol desde la orilla del Danubio o explorar rincones ocultos de la Colina del Castillo.
Sus recomendaciones para ir de compras por la avenida Andrássy también resultaron acertadas, y gracias a su sugerencia de reservar mesa en el restaurante Borkonyha Winekitchen pudimos degustar una cena que todavía hoy recordamos. Sus numerosas anécdotas sobre Hungría y Budapest nos encantaron. También a nuestros hijos adolescentes: el tercer día de nuestras vacaciones noté que Soren y Lars mostraban bastante más interés, disfrutando de veras la ciudad y escuchando atentamente lo que explicaba Balazs. ¡Y el cuarto día, Soren incluso olvidó su teléfono en el hotel, ansioso por empezar la ruta del día!
Nuestra semana en Budapest pasó volando, llena de momentos entrañables y disfrutando plenamente del viaje. Cuando volvimos a Dinamarca, teníamos el equipaje repleto de souvenirs, pero también nos trajimos de vuelta muchos recuerdos de una gran ciudad. La excepcional atención y profesionalidad de Balazs tuvieron mucho que ver para que el viaje fuera una experiencia realmente inolvidable.

«Cuando mis pasajeros descubren juntos la belleza y la historia de la ciudad, recuerdo la verdadera esencia de los viajes: conexión, descubrimiento, y experiencias compartidas».