Viajé desde San Antonio hasta Monterrey con el objetivo de explorar el mercado mexicano para mi negocio textil. Gracias a su posición estratégica para el comercio entre Estados Unidos y Latinoamérica, a solo 140 millas al suroeste de Laredo, Monterrey era el lugar ideal para establecer conexiones con socios locales que pudieran ayudarme a distribuir mis productos en todo el país.
Dado que solo disponía de un día en la ciudad y no hablaba español, contraté a un chofer privado para optimizar al máximo mi tiempo. José Jaime me recibió en el aeropuerto temprano por la mañana y hablaba un inglés impecable. Su actitud era tanto profesional como acogedora. Además, tenía un gran conocimiento del entorno empresarial de Monterrey.
Mi agenda estaba repleta, con cuatro reuniones programadas en diferentes puntos de la ciudad a lo largo de la mañana. Todas eran con socios potenciales interesados en ayudarme a expandir mi negocio en México. Durante toda la mañana, el apoyo de José Jaime resultó clave para que la jornada fluyera sin contratiempos. Se ocupó de la logística con una eficiencia que me permitió enfocarme en las negociaciones. Entre reuniones, incluso me compartió su visión sobre el crecimiento del comercio minorista en Monterrey, lo cual aumentó mi entusiasmo por este nuevo mercado.
Al finalizar el último encuentro, me sentí satisfecho de las conexiones que había hecho y del potencial de expansión en Monterrey. Antes de regresar al aeropuerto, José Jaime me recomendó probar el cabrito, un plato típico de la ciudad. Me sugirió un restaurante cercano famoso por sus sabores auténticos, una excelente manera de cerrar mi visita. Tras una deliciosa comida, me llevó de vuelta al aeropuerto, asegurándose de que tuviera tiempo de sobra para mi vuelo de regreso. Gracias a José Jaime, no solo tuve un día productivo, sino también una experiencia enriquecedora en Monterrey.
«Mi misión es ofrecer un apoyo fluido y eficiente a los viajeros de negocios, permitiéndoles centrarse en sus asuntos mientras yo me ocupo de todo lo demás».