Tuve que pasar una semana en Berlín preparando el lanzamiento de nuestras oficinas europeas, un trabajo que exigía toda mi concentración y energía. Sebastian fue mi chofer desde el momento en que aterricé en el aeropuerto y me dio la bienvenida en su elegante Mercedes Clase S. Demostró ser un gran profesional que se ocupó de todas mis necesidades en la capital alemana. Además, sus expertos consejos y recomendaciones, sobre todo en lo referente a lugares para cenar, hicieron mi estancia mucho más agradable.
Los dos últimos días de mi semana en Europa dieron un giro inesperado cuando tuve que hacer un viaje relámpago a Bruselas para asistir a unas reuniones de última hora. Los servicios centrales en Atlanta se encargaron de reservar los billetes de tren de alta velocidad entre Alemania y Bélgica. Pero, una vez cumplido mi cometido en Bruselas y al subir al tren de regreso a Berlín, me di cuenta de que contaría con muy poco tiempo para llegar hasta el aeropuerto de Berlín-Brandeburgo. Por suerte, viajaba ligero y con la tarjeta de embarque ya preparada, por lo que tampoco me preocupé demasiado.

Le envié un mensaje de texto a Sebastian desde el tren, diciéndole que lamentablemente tendría que saltarme la comida debido a mi ajustado horario, y pidiéndole que estuviera preparado para trasladarme rápidamente al aeropuerto. Cuando llegué a la estación central de Berlín, ya me estaba esperando con una bolsa en la mano. En su interior encontré un delicioso Bratwurst. «No puedes irte de nuestra hermosa ciudad con el estómago vacío» —me dijo—, «¿y qué hay mejor que un típico Bratwurst alemán?» —añadió.
Mientras nos dirigíamos al aeropuerto, disfruté de la más que bienvenida comida, apreciando la previsión y el cuidado de Sebastian. Su atención al detalle y su amabilidad habían hecho mucho más llevadera una exigente semana de trabajo en Europa. Al llegar a nuestro destino, le di las gracias y supe sin el menor atisbo de duda que en mi próximo viaje a la ciudad volvería a solicitar sus servicios.

«Me gusta que mis pasajeros se marchen de Berlín con una sonrisa en el rostro. Anticiparse a sus necesidades marca la diferencia en su experiencia de viaje».