Durante la primavera de hace dos años asistí con dos colegas a una feria internacional en la Messe de Berlín. Nuestra estancia la gestionó, de una manera extraordinaria, nuestro chofer Olivier. Cada día nos trasladaba entre el Waldorf Astoria y el lugar del evento, y en su espaciosa furgoneta Mercedes Clase V cabían sin problemas las cajas de regalos y material promocional que usábamos en la feria.
Los tres éramos grandes fans de Elton John, y lamentábamos no tener entradas para su concierto en el Mercedes-Benz Arena, que coincidía con nuestra estancia en Berlín. Se trataba de un tema frecuente de conversación, sobre todo durante los trayectos matutinos hasta la feria. El tercer día, después de dejarnos en la Messe, Olivier hizo su magia.

Por la noche, cuando nos recogió para llevarnos de vuelta al hotel, nos sorprendió con una sonrisa y nos preguntó si todavía deseábamos asistir al concierto. Para nuestro asombro, mencionó que tras hablar con un colega que trabajaba en el Mercedes-Benz Arena, tenía la posibilidad de conseguir tres entradas VIP. Tendríamos asientos de primera y, además, acceso al backstage después del concierto. Se trataba de una oportunidad única que nos permitiría incluso conocer al mismísimo Elton John. Aceptamos inmediatamente la oferta, sin acabar de creernos que pudiéramos tener tanta suerte.
Fue una experiencia increíble, y poder conocer a Elton John después del evento fue la guinda del pastel, un sueño hecho realidad. Al volver a Londres estábamos exultantes, y nuestros amigos apenas daban crédito a lo que les explicábamos.
En retrospectiva, el excepcional servicio de Olivier y su gran atención al detalle fueron muestra irrefutable de que los momentos inesperados son a menudo los más apreciados.

«Es muy gratificante poder ayudar a crear momentos inolvidables; hacer que los sueños se hagan realidad en cada viaje. Son esas sorpresas las que hacen que cada trayecto sea especial».