Mi viaje de Houston a Ámsterdam para asistir a una importante reunión de negocios comenzó sin contratiempos, con un vuelo tranquilo a pesar de aterrizar bastante tarde. Después de pasar por los controles aduaneros, mi chofer Jurriaan me dio la bienvenida, me ofreció una cálida sonrisa, y se hizo cargo de mi equipaje de una manera eficaz. Durante el agradable traslado hasta el Grand Hotel, me confirmó que también sería mi chofer para el traslado de regreso dos días después. También mencionó que la agencia que había reservado el servicio había aprobado de antemano cualquier otra petición por mi parte, y que por lo tanto debía llamarle si necesitaba algún cambio en mi horario. Esta atención al detalle también dejó una impresión positiva.
Una vez instalado en el hotel, pregunté en recepción por la ubicación exacta de la oficina en la que tenía la reunión al día siguiente. Había confiado en ir hasta allí dando un paseo, por lo que me sorprendí al descubrir que en realidad estaba en Almere, una ciudad a 30 minutos en coche de Ámsterdam. La recepcionista se ofreció a reservar un taxi, pero rechacé su oferta y decidí llamar a Jurriaan, recordando su amable servicio y la comodidad de su BMW.

Al explicarle mis necesidades, Jurriaan enseguida respondió de un modo tranquilizador. Me preguntó por la hora exacta de mi reunión y mis planes posteriores, y luego me confirmó que me recogería por la mañana y se quedaría conmigo mientras lo necesitara. Incluso me ofreció, si contábamos con tiempo suficiente, una visita rápida de la ciudad, así como recomendaciones de buenos restaurantes en los que cenar.
Aliviado, esa noche disfruté de un sueño reparador al saberme en las eficaces manos de Jurriaan. El día siguiente transcurrió sin contratiempos; la puntualidad y profesionalidad de mi chofer hicieron que todo saliera según lo previsto. Y al finalizar la reunión, tal y como me había prometido, me dedicó una breve ruta por las hermosas calles y los canales de Ámsterdam.
El día de mi partida, cuando me dejó en Schiphol, le agradecí de corazón su adaptabilidad y fiabilidad. Con una sonrisa serena, ya familiar, me deseó un buen viaje de vuelta a casa, con la esperanza de darme pronto la bienvenida de nuevo en Ámsterdam.

«Mi trabajo consiste en ofrecer un servicio personalizado y atento; garantizar que los pasajeros se sientan seguros y bien atendidos, incluso en situaciones inesperadas, logrando que cada viaje sea único y memorable».