Vivo en la Ciudad de México con mi esposa y nuestros cuatro hijos. Normalmente, visitamos a mis padres en Guadalajara durante la Navidad y las vacaciones de verano. Sin embargo, la primavera pasada mi madre me sorprendió al llamarme al celular para decirme que nuestro próximo encuentro sería en Italia. Me explicó que había encontrado a una amiga de la infancia por redes sociales. Ella se había mudado a Sicilia en los años setenta y ahora, después de tanto tiempo, querían verse en persona una vez más. Además, mis tres tíos que vivían en la Ciudad de México también deseaban sumarse al viaje.
Reservé boletos para mi esposa, nuestros hijos, mis padres, mis tres tíos y sus parejas, un total de 14 personas. Debido al tamaño del grupo, también reservé habitaciones en el Grand Hotel Wagner y contraté un chofer privado con un minibús para nuestra estancia de 10 días en Sicilia.

Concetta nos recibió en el aeropuerto de Palermo con mucho entusiasmo y hablando un español perfecto, lo que nos agradó mucho. Manejó con habilidad todo nuestro equipaje y después nos llevó al hotel. Una vez estuvimos registrados, nuestra primera petición fue visitar Sant’Elia, el pequeño pueblo pesquero donde vivía Juana, la amiga de mi madre. El reencuentro fue conmovedor, y a Juana, a pesar de sus casi 90 años, se la veía feliz y con mucha energía.
Pasamos diez días maravillosos explorando Palermo y sus alrededores. Dejamos que Concetta escogiera la ruta a seguir. Cada mañana nos recogía en el lujoso minibús, que contaba con minibar, cafetera e incluso asientos de masaje, entre otras muchas cosas. Después de recoger a Juana, hacíamos excursiones panorámicas y contemplábamos la belleza de Sicilia desde la comodidad que nos ofrecía el minibús. Concetta también nos conseguía las mejores mesas en restaurantes junto al mar, donde se nos ofrecían platos tan deliciosos como las bonitas vistas. Y cada tarde, después de dejar a Juana de regreso en Sant’Elia, Concetta nos aseguraba que la ruta del día siguiente sería todavía más espectacular.
Al terminar nuestras vacaciones y despedirnos de Juana, nos regaló una hermosa pieza de cerámica de Caltagirone. Preocupados por su manejo durante el viaje de regreso a México, le pedimos a Concetta que nos la enviara por mensajero, y ella se encargó encantada de hacer los trámites.
La dedicación y calidez de Concetta hicieron que nuestras vacaciones en Sicilia fueran inolvidables. Su perfecto español y sus recorridos por la isla convirtieron unas vacaciones ya de por sí fantásticas en una experiencia increíble, logrando que nuestra reunión familiar en Sicilia superara todas nuestras expectativas.

«Me alegra compartir la belleza de Sicilia y crear experiencias memorables para mis pasajeros. Cada viaje es una oportunidad para conectar, explorar y dejar una impresión duradera de esta hermosa isla».