El año pasado, tras cerrar un importante acuerdo comercial con unos socios canadienses, quise hacerles un regalo especial. Cuando supe que eran grandes aficionados al golf como yo, no me lo pensé dos veces y les invité a acompañarme a uno de mis campos de golf favoritos, el Trump National Doral de Miami.
Mis invitados volaban desde Vancouver, pero yo llegué procedente de Atlanta tres horas antes que ellos. Y, desde el momento en que Ramón, nuestro chofer durante la jornada, me recibió en el aeropuerto, pude sentir que tenía un prometedor día por delante.
Contaba con tiempo de sobra antes de que llegara el resto del grupo, por lo que pedí consejo a Ramón acerca de dónde podía comprar material de golf de buena calidad. Siguiendo su sugerencia, nos dirigimos a Planet Golf, donde adquirí juegos nuevos completos para cada uno de mis socios. Ramón se ocupó de empacarlos en el espacioso maletero de su Cadillac Escalade, preparados para estrenarlos en los 18 hoyos.
A su llegada a Miami, mis invitados agradecieron mucho el regalo. Durante el trayecto hasta el Trump National Doral mantuvimos una animada conversación en anticipación del día que nos esperaba. Ramón conducía de manera firme y segura, haciéndonos sentir como en casa.
Una vez en el campo de golf, y mientras perfeccionábamos nuestro swing, Ramón estuvo siempre atento para cubrir cualquier necesidad que surgiera. Y, cuando la jornada llegó a su fin y nos llevó de vuelta al aeropuerto, nos distrajimos recordando los mejores momentos del día. Cuando bajamos del coche en la terminal de salidas, agradecí a Ramón su ayuda en tan memorable día. Mis invitados canadienses se marcharon de Miami entre risas y promesas de que no tardaríamos mucho en volver a necesitar los servicios de nuestro chofer. Al parecer, estaban deseando jugar la revancha.
«Para un chofer es gratificante ayudar a crear momentos memorables. Me enorgullece guiar a los pasajeros en un día de ocio y camaradería».