Nada más regresar de un agotador viaje a Hong Kong, me encontré embarcada, de forma apresurada, rumbo a un nuevo viaje de negocios a Miami, con jet-lag y ganas de descansar. Pero, al aterrizar en el aeropuerto internacional de Miami, la serena presencia de Malik, vestido de forma impecable, me tranquilizó. Enseguida se ocupó de mi equipaje y me guio hasta su Mercedes.
Malik debió darse cuenta de mi cansancio, ya que me ofreció música relajante para el trayecto, a lo que accedí agradecida. La suave melodía alivió la tensión del viaje mientras recorríamos las calles de la ciudad en dirección al centro de Miami. Su forma de conducir era agradable e incluso me quedé adormilada.
Al llegar al Four Seasons, Malik entregó mi maleta al botones y me preguntó amablemente a qué hora le necesitaría por la mañana. Cuando le indiqué el lugar en el que tenía que estar a las 10 en punto, me dijo que, aunque estaba apenas a 10 minutos del hotel, me esperaría en el vestíbulo a las 9 y media por si prefería salir antes.
A la mañana siguiente, y tras un reparador sueño, me sentía completamente renovada. Tal y como había prometido, Malik me esperaba abajo, a una hora más temprana de la que había dicho. Me condujo al centro de negocios y, al concluir una fructífera reunión de negocios, no pude evitar pensar en sus atentos cuidados de la noche anterior.
De vuelta en el aeropuerto, me despedí de Florida y expresé mi gratitud a Malik por su excepcional ayuda. Lamentando que mi visita hubiera sido tan breve, partí de regreso a Europa esperando poder volver a Miami más pronto que tarde.
«Me aseguro de la comodidad y el bienestar de mis pasajeros en Miami. Deseo ayudarles a disfrutar de cada momento de su visita a mi ciudad».