El pasado septiembre, mi hija Lucía y yo acompañamos a mi marido Mario, un empresario textil de Bogotá, en un viaje de negocios a Lima. Mientras él estaba reunido con proveedores, Lucía y yo tuvimos la oportunidad de explorar la capital peruana en compañía de John, el chofer privado que Mario había contratado para ayudarnos a descubrir la ciudad.

La primera recomendación de John fue visitar Miraflores, donde pude recorrer algunas de las tiendas de moda más exclusivas de Lima. Mientras tanto, él se dedicó a entretener a la pequeña Lucía con interesantes anécdotas sobre la historia y cultura peruanas. Después, nos llevó al Circuito Mágico del Agua, una atracción mundialmente conocida por sus espectaculares fuentes. Lucía se quedó boquiabierta con el gran espectáculo de luces y agua, una experiencia que seguro jamás olvidará.
John también nos sorprendió al organizar un almuerzo en La Mariposario, un restaurante situado en un espectacular santuario de mariposas de cinco pisos. Ver a mi hija disfrutar mientras exploraba el lugar fue un momento mágico. La capacidad de John para planificar actividades que resultaran atractivas tanto para ella como para mí era verdaderamente admirable.
Al regresar al hotel, compartimos con Mario nuestras aventuras del día, entre risas y anécdotas sobre las increíbles experiencias que se había perdido por estar reunido. La amabilidad, los conocimientos y la cuidadosa planificación de nuestro chofer hicieron que nuestra estancia en Lima se convirtiera en una aventura inolvidable.

«Crear experiencias únicas y alegres para mis pasajeros es lo que da sentido a cada viaje».