En una ocasión tuve que viajar a Berlín para un importante proyecto de inversión inmobiliaria junto a un equipo de cuatro personas de confianza. Nuestro objetivo consistía en visitar y seleccionar de entre 20 posibles emplazamientos por toda la ciudad la mejor ubicación para nuestros nuevos grandes almacenes. Íbamos con el tiempo justo, pues debíamos estar de regreso en el aeropuerto a media tarde.
Dirk, nuestro chofer, nos recogió el día anterior en el aeropuerto de Brandemburgo y nos llevó en su impresionante Mercedes Clase V hasta el Hotel de Rome, donde le mostré el itinerario previsto para el día siguiente que me había facilitado un asesor externo. Noté cómo Dirk estudiaba la ruta con gran interés y actitud profesional.
Por la mañana, tuvimos una inesperada pero bienvenida sorpresa. Cuando nos encontramos con Dirk en el lobby del hotel, nos preguntó si el orden de nuestras visitas tenía algún significado especial. Al saber que no, nos sugirió una ruta alternativa y optimizada para evitar tener que cruzar la ciudad varias veces a lo largo del día. Su propuesta nos conseguiría ahorrar un tiempo muy valioso.
Confiando en la experiencia local de Dirk, seguimos su plan. Enseguida pudimos comprobar la eficacia de la nueva ruta, y conseguimos visitar los 20 lugares con tiempo de sobra. La previsión de Dirk y su profundo conocimiento del trazado berlinés convirtieron la jornada en un viaje ágil y productivo.
De vuelta al aeropuerto, tuvimos tiempo de sobra para relajarnos y tomar un café antes de nuestro vuelo. Al reflexionar sobre nuestra experiencia, no pudimos sino expresar nuestra gratitud por la inestimable ayuda de nuestro chofer. Gracias a sus atentas sugerencias, había conseguido que nuestro viaje fuera todo un éxito.
«Siempre priorizo optimizar el viaje de mis clientes. Intento encontrar la mejor ruta, y asegurarme de que dispongan del tiempo suficiente para cumplir sus objetivos».