Fui invitada a la inauguración de una boutique de lujo en The Artist Grand Hotel. Mi vuelo partió desde Madrid, y pedí a mi asistente personal que organizara un chofer privado para mi llegada a Bilbao. Esperaba un servicio impecable, y Rachid no solo cumplió mis expectativas, sino que las superó con creces. Su profesionalidad y atención al detalle me dejaron gratamente impresionada.

El interior del vehículo tenía la temperatura ideal, la música era relajante y discreta, y el conductor demostró unos modales impecables. Tenía un porte discreto, intervenía solo cuando era necesario, y su actitud era un reflejo del nivel de servicio que siempre exijo cuando viajo.
Desde el aeropuerto me trasladó al lugar del evento, donde las distintas marcas exponían sus novedades de temporada. Durante la recepción, que tuvo lugar en un ambiente exclusivo, se ofrecieron aperitivos exquisitos: mousse de atún con anchoas, cóctel de gambas y canapés de queso azul con pera, acompañados por un elegante champán Laurent Perrier Alexandra Rosé 2004. Durante la velada, quedé cautivada por un collar de perlas y una pulsera de intrincado diseño en oro, que no dudé en adquirir al momento. En su conjunto, fue una experiencia memorable.
Para el traslado de regreso al aeropuerto, Rachid se desempeñó con la misma eficiencia que en el trayecto de ida. Disfruté de un viaje relajado y confortable, el broche de oro a una estancia breve, pero durante la cual me sentí excepcionalmente bien atendida.

«La verdadera eficiencia radica en prever cada detalle, asegurando que los pasajeros se sientan valorados, cómodos y completamente a gusto».