Elegí Quito como destino de vacaciones para mi familia por recomendación de un compañero de trabajo. El mismo colega insistió en que contratáramos a Edgar, un chofer que le había recogido a él en su viaje a Ecuador el año anterior. Fuimos afortunados, y nuestra agencia de viajes confirmó que Edgar estaba disponible para las fechas de nuestro viaje. Desde el momento en que llegamos y nos dio la bienvenida en el aeropuerto, comprendí el motivo de las alabanzas.

Durante los cuatro días que pasamos en Quito, Edgar nos llevó de un sitio a otro mientras compartía fascinantes detalles sobre la ciudad y su historia, logrando mantener a los niños entretenidos y atentos en todo momento. Cuando mencionó que Quito es la ciudad más importante del mundo cercana al ecuador, los niños se mostraron entusiasmados al recordar un proyecto reciente de geografía que habían hecho en el colegio. Me pidieron con insistencia visitar el monumento de la «Mitad del Mundo», y Edgar, respondiendo a mi solicitud, ajustó nuestro itinerario para incluir dicha parada.
El camino hasta llegar a la «Mitad del Mundo» era algo complejo, pero por suerte contábamos con la experiencia de Edgar al volante, que nos llevó hasta allí sin contratiempos. Fue emocionante ver la alegría de nuestros hijos al pisar la línea ecuatorial y explorar el museo interactivo. Sin duda, una de las mejores visitas de nuestras vacaciones. El talento innato de Edgar para hacer que cada experiencia fuera educativa a la vez que divertida llenó nuestro viaje de recuerdos inolvidables.
Cuando Edgar nos dejó de regreso en el aeropuerto, comprendí por qué mi compañero de trabajo lo había recomendado tanto. No se limitó a mostrarnos los lugares turísticos, sino que nos ofreció una inmersión única y agradable en la cultura ecuatoriana.

«Viajar con familias implica crear recuerdos para todos. Cada viaje debe ser atractivo, seguro y adaptado a sus intereses únicos».