Soy el CTO de una destacada empresa tecnológica con sede en Londres. A principios de este año, viajé con tres de ingenieros de confianza a España para asistir al Digital Enterprise Show, el evento más importante de Europa en torno a las tecnologías exponenciales. El viaje comenzó con un pequeño contratiempo, ya que Peter, uno de los miembros de mi equipo, perdió su vuelo en Heathrow. Por suerte, habíamos contratado los servicios de Manuel, un chofer privado en Málaga, gracias a quien todo salió a la perfección.

Manuel nos recibió en el aeropuerto a los tres que llegamos en el vuelo previsto. Nos condujo de manera eficiente hasta nuestro hotel y, a pesar de la hora tardía, regresó esa misma noche al aeropuerto para recoger al último integrante de nuestra comitiva, que llegaba retrasado. Peter quedó aliviado y gratamente sorprendido al ver a alguien esperándole, lo que le evitó la incomodidad de tener que gestionar un transporte alternativo.
Durante los tres días del congreso, Manuel se encargó de toda nuestra logística de forma impecable. Cada mañana nos llevaba al evento, y por las tardes organizaba actividades culturales que incluyeron visitas al Castillo del Gibralfaro, el Museo Picasso y la famosa Alcazaba. Su gran conocimiento de la ciudad y su atención al detalle nos permitieron equilibrar a la perfección entre trabajo y ocio.
El congreso fue un éxito rotundo: establecimos contactos de calidad, aprendimos sobre los últimos avances en ciberseguridad y, además, exploramos algunas de las atracciones más icónicas de Málaga. El último día, mientras esperábamos en el aeropuerto para regresar a casa, coincidimos en que el servicio de Manuel había convertido nuestro breve viaje en una experiencia tan productiva como placentera.

«Equilibrar los negocios y el ocio es fundamental para los viajeros, y me esfuerzo en hacer que cada viaje sea tan productivo como inolvidable».