Durante un urgente viaje de negocios en Italia, me dirigía hacia una importante reunión en nuestras oficinas centrales. Con poco tiempo para prepararme, aterricé en el aeropuerto de Milán inmerso en mis pensamientos. Mi inquietud pronto se tornó tranquilidad, cuando Matteo me recibió con su cálida sonrisa.
Cuando nos internamos por las lluviosas calles de Milán en dirección al barrio de Porta Nuova, la relajante música que sonaba en el coche fue levantándome el ánimo al mismo ritmo en que el cielo se iba despejando. Al llegar a las oficinas, Matteo me indicó que esperaría en una calle cercana por si le necesitaba antes de tiempo, una promesa que me infundió seguridad.

Para mi sorpresa, la reunión terminó mucho antes de lo previsto y, cuando envié un mensaje de texto a Matteo para informarle y salí a la calle, él ya estaba allí, esperando junto al coche.
Aproveché el tiempo libre del que disponía para buscar un regalo especial para mi mujer. Confiando en el consejo de Matteo, nos aventuramos en una boutique de la Piazza del Duomo, donde elegí un delicado bolso Versace. Imaginé la alegría de mi mujer cuando le hiciera entrega del regalo al celebrar nuestro próximo aniversario.
De camino al aeropuerto, la encantadora música me siguió acompañando, creando una serena atmósfera en una, ahora sí, despejada tarde sobre el cielo de Milán. Expresé mi gratitud a Matteo por su atento servicio, saliendo del coche con un renovado aprecio por los instantes de sosiego y calidez que descubrí en mitad de un apretado viaje de negocios.

«Invisible pero presente, un chofer debe aportar seguridad y elegancia durante el trayecto. Cada momento es una oportunidad para infundir calidez y tranquilidad al viaje».