Cada año, con motivo de nuestro aniversario de boda, Marco y yo nos escapamos un fin de semana para reconectar y explorar un nuevo destino. En esta ocasión escogimos el encanto de Lisboa. Al llegar al aeropuerto, nuestro chofer Rui nos recibió con una cálida sonrisa y nos condujo hasta un impecable Mercedes Clase S. Profesional y discreto, siempre tenía una cortés respuesta preparada para cada una de nuestras preguntas acerca de su querida ciudad.
El viernes disponíamos de poco tiempo, pero aún pudimos, después de dejar el equipaje en el Hotel Bairro Alto, visitar la Torre de Belém, un monumento por el que sentía curiosidad desde hacía tiempo. Después, siguiendo la excelente recomendación de nuestro chofer, disfrutamos de una deliciosa cena en el restaurante Feitoria.

Nuestro plan original consistía en visitar Sintra el sábado y dedicar el domingo a explorar el casco histórico de Lisboa, antes de nuestro vuelo de regreso a Italia. Sin embargo, y gracias a Rui, pudimos aprovechar mejor nuestra estancia en la ciudad: nos sugirió que intercambiáramos el orden de nuestras visitas, ya que las principales carreteras del centro de la ciudad estarían cerradas al tráfico casi todo el domingo, debido a la celebración del maratón de Lisboa.
Agradeciendo su previsión, decidimos explorar Lisboa el sábado, sin tener que sortear ningún cierre de carreteras. El domingo, Rui nos llevó a Sintra, una ciudad que parecía sacada de cuento de hadas. Su belleza nos dejó boquiabiertos y, tras un día que nos pareció mágico, fuimos al aeropuerto sin sufrir ningún contratiempo.
Al despedirnos, le dimos las gracias a Rui por convertir un viaje ya de por sí estupendo en una experiencia inolvidable. Su amplia experiencia y atención al detalle nos permitieron aprovechar al máximo cada momento de nuestra estancia en Lisboa.

«Conseguir que mis pasajeros aprovechen al máximo su viaje a Lisboa es un verdadero placer. Siempre intento ayudarles para que su estancia sea memorable».