Siempre habíamos soñado con visitar Sudamérica, y como amantes de la música, no lo dudamos: Buenos Aires tenía que ser nuestra primera parada. Mi marido y yo, apasionados del baile, llevábamos tiempo admirando el arte del tango desde la distancia, pero esta era nuestra oportunidad de vivirlo en primera persona. Al llegar al aeropuerto de Ezeiza, todo nos parecía novedoso y nos emocionó el hecho de estar en Argentina por primera vez.
Nuestra agencia de viajes había pensado en todo, y Oscar Horacio, nuestro chofer privado, ya nos estaba esperando cuando pasamos los trámites aduaneros. Nos saludó cordial y educadamente antes de guiarnos hasta su elegante vehículo Mercedes. El coche era muy cómodo, y no podía imaginar un mejor comienzo para nuestras vacaciones argentinas.
Mientras Oscar Horacio nos llevaba por las calles de Buenos Aires, descubrimos que compartía nuestra pasión por la música, y en especial por el tango. A lo largo de la semana, se convirtió en nuestro guía por los lugares más característicos de la ciudad. Nos presentó los mejores locales para bailar tango. Pero no los típicos sitios turísticos, sino las auténticas joyas ocultas donde se reúnen los porteños, lugares llenos de auténtica pasión y energía. Vimos en directo a bailarines cuyos movimientos narraban historias y a músicos cuyas melodías nos encandilaban. Era todo lo que habíamos imaginado y más.
Las recomendaciones de Oscar Horacio siempre resultaron acertadas. Tanto si se trataba de una milonga íntima en la que podíamos practicar algunos pasos de baile, como de un pequeño club con una banda que tocaba en directo, cada noche nos parecía mágica. Siempre estuvimos cómodos y seguros, pero lo más importante es que nuestro chofer nos mostró la verdadera cara de Buenos Aires, la que late con vida y ritmo.
El último día, mientras nos dirigíamos a Ezeiza, sentí una punzada de tristeza porque las vacaciones llegaban a su fin. Pero mi marido y yo nos prometimos volver. Nos queda mucho por descubrir, y sé que será otra experiencia inolvidable. Quién sabe, incluso tengamos la suerte de volver a contar con el apoyo de Oscar Horacio la próxima vez.
«Disfruto compartiendo mi pasión por Buenos Aires. Me gusta guiar a los visitantes por el auténtico corazón de la ciudad, creando recuerdos que atesorarán mucho después de partir».