Como piloto de jets privados, mi prioridad siempre consiste en garantizar una experiencia impecable para mis pasajeros. Recientemente, transporté a una pareja de la alta sociedad desde Monterrey hasta Toluca, donde asistirían a un prestigioso evento en el Jardín Botánico Cosmovitral. Al organizar su estancia, contraté dos choferes privados: uno exclusivo para los pasajeros y otro para mí y mi tripulación.
Cuando aterrizamos en la terminal ejecutiva, ya estaba todo perfectamente organizado. El vehículo destinado a los pasajeros les esperaba en la pista, listo para llevarles a su destino. Una vez que partieron, conocí a nuestro propio chofer, Clemente. Durante nuestra estancia en Toluca, él sería el encargado de nuestro transporte.
Clemente mostró una actitud impecable desde el principio. Esperó pacientemente mientras hacíamos todas las comprobaciones rutinarias en el jet, y después nos trasladó a nuestro hotel. Durante el trayecto, le pedí que reservara una mesa en Los Volcanes para esa misma noche.
Horas después, ya descansados, Clemente nos llevó al restaurante. Mientras cenaba con mi tripulación, él permaneció alerta y preparado, y cuando terminamos, nos propuso una ruta alternativa de regreso al hotel para evitar las retenciones que un accidente había provocado en la carretera principal.
Por la mañana, Clemente acudió puntual al hotel para llevarnos al aeropuerto. Además, se coordinó con el chofer asignado a nuestros pasajeros, asegurándose de que ambos traslados transcurrieran sin contratiempos.
Gracias al apoyo de Clemente, tuvimos una estancia agradable en Toluca. Su atención a los detalles nos permitió enfocarnos en nuestras responsabilidades, sabedores de que la parte logística estaba muy bien atendida.
«Proporcionar apoyo significa cuidar cada detalle, para que los clientes puedan concentrarse en sus asuntos».