Llevábamos tiempo esperando nuestra reunión familiar en Cancún. En total éramos diez personas viajando desde distintos puntos del mundo. Carlos Antonio nos recibió en el aeropuerto con un amplio vehículo que acomodaba nuestro grupo a la perfección, así como todas nuestras pertenencias. Su trato amable y paciente nos hizo sentir, desde el primer momento, que estábamos en las mejores manos para disfrutar de nuestras vacaciones en México.

Durante los días siguientes, Carlos Antonio se convirtió en nuestro guía para descubrir la riqueza cultural de Cancún. Su servicio no se limitó a llevarnos a la playa y de vuelta al hotel. A petición nuestra, organizó visitas a las ruinas mayas de Tulum y Chichén Itzá, y nos proporcionó información y consejos que nos permitieron disfrutar de dichos lugares de una manera significativa. Apreciamos también su flexibilidad, ya que siempre ajustaba los recorridos y los planes a nuestro ritmo, y tenía especialmente en cuenta a los más mayores de nuestro grupo, que necesitaban un poco más de tiempo que los demás.
El tercer día, cuando los niños necesitaban un respiro de las visitas turísticas, Carlos Antonio nos llevó hasta un cenote escondido donde pudimos refrescarnos y disfrutar de un momento de tranquilidad lejos de las multitudes. Su conocimiento sobre la geografía de la región, combinado con su carácter afable, hizo que nuestras vacaciones familiares fueran realmente especiales.
Al final del viaje, todos en el grupo estábamos muy contentos con el trabajo de Carlos Antonio. Desde mis suegros, que son mayores, hasta el más joven del grupo, Danny, que solo tiene 8 años, no dudaban en pedirle ayuda siempre que necesitaban algo, y él siempre estaba dispuesto a ofrecerles su apoyo en todo.

«Cancún está lleno de tesoros, desde su historia hasta rincones naturales ocultos. Me encanta guiar a las familias y ayudarles a vivir la región de una forma personal y única».