Soy el director general de una empresa tecnológica con sede en Hong Kong. Aunque viajo con frecuencia por motivos de trabajo, mi reciente viaje a Lima para asistir a la Cumbre de CEOs de la APEC era mi primera visita a Latinoamérica. No domino el idioma local, y me sentí aliviado al poder contar con César como mi chofer privado. Hablaba un inglés fluido y su profesionalidad era encomiable. Él se encargó de toda la logística durante mis tres días en la ciudad.

César me recogió en el aeropuerto, y desde el primer momento me impresionaron su atención al detalle y su habilidad para anticiparse a mis necesidades. Cada mañana, puntualmente, me trasladaba al lugar donde se celebraba la cumbre. Y al finalizar la jornada, me llevaba de vuelta al hotel o a las cenas de negocios que tenía agendadas con otros asistentes. Mostraba una gran destreza al volante, y se movía con facilidad por las concurridas calles de Lima. Todo eso contribuyó a que yo pudiera estar totalmente concentrado en mis negocios y establecer nuevos contactos profesionales.
La cumbre resultó ser increíblemente productiva, con la participación de ponentes tan destacados como el presidente de Perú, la directora del FMI y el consejero delegado de una importante red social. Gracias a la impecable planificación de César y a su eficiente gestión, pude optimizar mi tiempo y participar en todos los eventos. Con su profesionalidad no solo contribuyó al éxito de mi viaje, sino que también hizo posible que lo disfrutara de principio a fin.

«El papel de un chofer consiste en anticiparse a todas las necesidades de los pasajeros y garantizar que los viajes de negocios se desarrollen con total fluidez».