Viajé a Palermo con la intención de encontrar el mejor vino para mi nueva línea de productos sicilianos. A tal efecto, llevaba preparado un itinerario para visitar las bodegas más importantes de la isla. Gianpaolo me esperaba en el aeropuerto con un cartel a mi nombre. Su aspecto cuidado y el impresionante Mercedes Maybach que conducía me hicieron pensar que sería mi día de suerte y podría encontrar el vino perfecto que andaba buscando.
Mientras nos dirigíamos a la primera parada, estuve charlando con mi chofer, y supe así de su amplísima experiencia al volante y su arraigada tradición familiar en el sector del transporte. Él me explicó muchas cosas curiosas acerca de Sicilia, y yo por mi parte le dije que el motivo de mi viaje a Palermo era lanzar una nueva línea de vinos sicilianos. Al oír eso, me confirmó que las bodegas que íbamos a visitar eran sin duda las más prestigiosas, empresas famosas por sus productos de alta calidad y por su amplia base de clientes internacionales. Aun así, me confesó que él prefería, a nivel personal, degustar una copa de vino junto al mar en alguna de las bodegas más humildes y familiares de la zona.

Entonces, tras visitar dos importantes bodegas que hacían honor a su reputación, tuve un momento de inspiración. Intrigado por el comentario anterior de Gianpaolo, le pedí que me llevara a alguna de esas bodegas menos conocidas. Esas joyas ocultas, tal y como él las describía, ofrecían una experiencia más íntima y personal.
Las visitas resultaron ser todo un descubrimiento. Como negocios, eran pequeñas empresas familiares, pero la calidez de su trato y la excepcional calidad de sus vinos superaron mis expectativas. A media mañana, ya había establecido varios contactos y llegado a acuerdos verbales para que me enviaran muestras de sus productos a mis oficinas en la Toscana.
Al regresar a Florencia, mis inversores quedaron impresionados por la calidad única de los vinos escogidos. Sabíamos que habíamos encontrado algo especial, y así fue como nació nuestra nueva marca de vino siciliano. Ahora, cada vez que visito Palermo, solicito que Gianpaolo sea mi chofer, y a los vinos de nuestros nuevos socios los llamo con cariño «la elección de Gianpaolo», en homenaje a aquel productivo viaje y al descubrimiento fruto de su amplia experiencia.

«Me encanta conectar a mis pasajeros con los tesoros ocultos de Sicilia. Guiarlos por los lugares menos conocidos enriquece su viaje y crea recuerdos duraderos de esta hermosa tierra».