Durante un viaje familiar a Australia tuvimos que hacer escala en París durante casi 10 horas. Con dos niños pequeños a cuestas, la perspectiva de pasar tanto tiempo en el aeropuerto era desalentadora. Sin embargo, recordando un viaje de negocios anterior a la capital francesa y el excepcional servicio que me proporcionó mi chofer Hafid, me puse en contacto con él.
Tuve una grata sorpresa al descubrir que se encontraba en las cercanías del aeropuerto, pues acababa de dejar a unos pasajeros en Charles de Gaulle. En pocos minutos nos encontramos cómodamente instalados en su espaciosa minivan Mercedes. Mi mujer, Lucía, estaba encantada, y se alegró al ver que el vehículo contaba incluso con un alzador para nuestro hijo pequeño, ya que a Hafid le gustaba estar preparado para cualquier eventualidad.
Bajo la experta guía de Hafid y a pesar de nuestro limitado tiempo, pudimos disfrutar de una visita relámpago por París. Nuestra hija Isabel quedó cautivada por los lugares más emblemáticos de la ciudad, como la Torre Eiffel, y tan solo conseguimos desviar su atención cuando nuestro chofer, en un amable y considerado gesto, le ofreció una bolsita de caramelos.
Nuestra estancia en París fue breve pero memorable. Lucía cumplió su sueño de comprar un bolso de edición limitada en los Campos Elíseos, y todos disfrutamos de la exquisita cocina francesa en el restaurante Benoit, galardonado con una estrella Michelin, siguiendo la recomendación de Hafid.
De vuelta al aeropuerto Charles de Gaulle, y antes de nuestra partida hacia Melbourne, expresé mi gratitud a nuestro chofer por su rápida respuesta y atención. Al despedirnos de él, no pude evitar el deseo de volver a encontrarme con él, tal vez durante mi siguiente visita de negocios a París.
«En París, cada viaje, por breve que sea, encierra un potencial de encanto y descubrimiento. Me complace guiar a mis pasajeros por las maravillas de la ciudad».