Cuando nuestro grupo llegó a Zúrich tras un vuelo relámpago desde Londres, Ioannis nos esperaba con su reluciente Mercedes Clase V, mostrando su profesionalidad y atención al detalle. Con un apretado itinerario por delante y nuestro vuelo de regreso programado para las 17:00, el tiempo escaseaba.
Bajo la cuidada conducción de Ioannis, iniciamos nuestra inspección rutinaria de los seis establecimientos de nuestra empresa en la ciudad. Una vez concluido el trabajo, y confiando en la experiencia local de nuestro chofer, le pedimos una recomendación para ir a comer. Sin dudarlo, nos llevó a The Dolder Grand, un restaurante famoso por sus dos estrellas Michelin.
Absortos en la sabrosa cocina suiza, el tiempo pasó inadvertido. Fue el amable recordatorio de Ioannis de que el reloj seguía corriendo y de la necesidad de salir hacia el aeropuerto en 20 minutos como máximo, lo que nos devolvió a la realidad. Aunque al principio nos tomó por sorpresa, sus explicaciones acerca de la inminente hora punta y las habituales congestiones en la carretera del aeropuerto dejaron de manifiesto su previsión y nos permitieron llegar a tiempo para nuestro vuelo.
El buen ojo de Ioannis para los detalles nos había evitado unos más que probables inconvenientes y gastos adicionales. No pude evitar sentir un inmenso alivio, sabiendo que gracias a su oportuna intervención podría arropar a mi hija pequeña por la noche de vuelta en casa, así como darle un beso de buenas noches. Un precioso momento que ni todo el oro del mundo puede comprar y que, de otro modo, me habría perdido.
«Anticiparme a las necesidades y superar los retos con precisión es mi pasión. Me esfuerzo por crear viajes óptimos y asegurarme de que cada momento esté impregnado de confort, cuidado y tranquilidad. La satisfacción de mis pasajeros es mi mayor recompensa».