La agenda diaria de nuestro director financiero en Londres consistía en una sucesión de compromisos, cada uno de los cuales requería la máxima puntualidad y concentración. Empezó con una temprana reunión en el aeropuerto de Farnborough, donde mantuvo conversaciones de alto nivel, antes de trasladarse rápidamente a la City para una reunión crucial. Nada más terminar, navegó por el complicado tráfico londinense con nuestro chofer de confianza, Danut, para poder llegar a tiempo al Hotel Four Seasons, donde tenía un importante almuerzo de trabajo.
Con estos compromisos como telón de fondo, la eficacia de Danut brilló con luz propia. Minutos antes de que mi jefe se conectara una conferencia telefónica que gestionó cómodamente dentro del coche de camino al aeropuerto, Danut realizó dos recados personales con la discreción y rapidez que caracterizan su profesión.
En los ratos libres entre cita y cita, Danut compró un recuerdo para la hija de nuestro directivo: una bufanda de Harry Potter que iba además acompañada de una tarjeta de cumpleaños. Al final del día y según el horario previsto, el director llegó al aeropuerto, siendo el colofón perfecto de una jornada completamente satisfactoria, tanto en el ámbito profesional como en el personal, y todo gracias a la diligencia y adaptabilidad de Danut y su discreto pero eficaz servicio.
«Como choferes, debemos ser el equipo de apoyo en la sombra y crear espacios tranquilos en los que los encargados de tomar decisiones puedan concentrarse y mantenerse alerta. Siempre ahí, para ayudar en lo que necesiten».